miércoles, 23 de mayo de 2012

ÉTICAS Y ESTÉTICAS

Cada estética es portadora de una ética.
Cada forma contiene un fondo, una idea, una razón.
En cada puesta en escena el creador elige la forma que tomará su idea, y en esa forma, que es la verdadera marca del creador (ya todas las ideas están dichas), se revela, a veces a su pesar, su verdadera esencia.
Todos, y para todo, fabricamos una estética: cuando nos vestimos cada mañana, celebramos una fiesta o elegimos el tono del móvil.
Que la cuidemos no significa que controlemos siempre sus efectos: dime de qué presumes y te diré de qué careces.
Me propongo hablar de todo esto en esta sección: de puestas en escena artísticas y deliberadas, y también de las otras, las cotidianas, las que se escapan de los escenarios para llenar otros espacios de la vida.
En cada estética van incorporados los tópicos que la definen como tal, a veces la asunción de esos tópicos toma formas dolorosas, como por ejemplo aquí, en esta escena que os cuento, que viví.


LLORA LA CHONI.

            Sentada frente a mí en el Metro de Madrid. Línea 1, entre Atocha y Sol. Lleva el pelo recogido en una coleta muy bien peinada que deja al descubierto los grandes aros plateados de las orejas, la cara pecosa y los ojos húmedos. Habla en voz alta a su compañero de viaje, un chico de unos 12 años, su hijo, que más bien parece su hermano pequeño. Por eso la miro, porque está frente a mi y porque habla muy alto, insulta a alguien que no está allí, reproduce retazos de una conversación que acaba de tener. Al recordar se llena de ira, -puede verse desde donde yo estoy, estoy muy cerca- los ojos se encienden y rebosan. Habla, más bien grita, dice lo que ella misma le dijo, lo que él le contestó, y una ola de brasa le va llenando, sujeta las palabras, cierra la boca y casi llora. Su estado es crítico, se debate entre la explosión: hay momentos en que la voz crece, la gente le mira y a ella le importa un bledo el mundo, el metro y todo en derredor; y la contención: entonces frena, traga, cruza las mil pulseras de sus brazos sobre el pecho, cruza las piernas enfundadas en las mallas brillantosas.
            Es muy joven, por fuera y por dentro, podría jurarlo. Descubro que entre las manos tiene… ¡un walkman! Un auténtico walkman de los 90 desafiando a todos los ipod, mp3, mp4, móviles…, puede con todo el aparato. Ahora luce enorme sobre su bolso, sobre su regazo. Es delgadita, niña del extrarradio: una mari, una choni, con su hijo de 12 años sentado al lado, con un auricular blanco metido en la oreja y el otro caído sobre el pecho. Porque ella todo esto lo contaba, lo padecía mientras escuchaba música. Se coloca el otro auricular, quiere callarse un rato, pensar en otra cosa. Sube el volumen, cruza los brazos, escucha, pero otra vez los ojos llenos de agua, aunque ahora el cuerpo no le hierve, ahora llora de tristeza, se pregunta por qué no puede ella encontrar a alguien que le quiera, no que le pegue, que le quiera.
            Porque en todo esto, en las palabras que ella dice, que yo no recuerdo y que por eso no escribo, de esas palabras es fácil deducir que él le pega. Él le pega y ella habla de ello con su hijo como si fuera con su compañero de colegio. Ya no viven juntos pero él le pega. No puede evitarlo, vuelven las imágenes, las palabras, vuelve la rabia, a lo mejor más pequeñita, domesticada, más parecida a la rabia perenne de todos los días, pero ahí está.
            Saca el disco del walkman enfadada porque no se oye y leo en rotulador el título: CAMELA.

1 comentario:

Mai dijo...

Que de recuerdos del metro de Madrid, esos personajes autóctonos, diría endémicos del transporte subterráneo de la capital...hay muchos más de estos personajes de lo que una se pueda imaginar y me encanta descubrirlos día a día. La verdad es que la escena se va montando y la guinda es el disco de Camela... que de recuerdos adolescentes me vienen a la cabeza, hormonas incontrolables, subidones y bajones constantes, si y el disco (bueno en mis 12 años eran cintas de casete) pastelón y casposo de camela casi como la receta infalible a todos eso males de amores que vivíamos, todos un drama claro...gracias me ha gustado mucho.

Besos y seguid con ese ánimo, aupa!!

Mai