domingo, 17 de junio de 2012

Yo mi me conmigo. Saberes universales: EN PRO DEL HOMBRE SENSIBLE

EN PRO DEL HOMBRE SENSIBLE
Camino de puntillas saltando de libro en libro, de ideas similares que comparto, de ideas contrarias que me ayudan a tener todavía más clara mi ideología, de textos vacíos impresos para  nada, que me indignan. Y así llevo desde los 8 años, que yo recuerde, atada al placer de leer. Atada con gusto.  Y a los 20 años salte  a leer los diarios de Anaïs Nin. Me los leí  todos. Pero un día  cayó en mis manos, un libro que escribió con el fin de reflexionar y buscar la mujer nueva: “Ser mujer”. Recuerdo que era una época melancólica donde mi amor por mi primer novio me producía una languidez que no sabía qué hacer con ella. Uno de esos días, tuve que ir a la Universidad de Deusto, no recuerdo a qué, pero si, que me senté en un banco a esperar y abrí el libro de Anaïs Nin, por la página que me tocaba: “En pro del hombre sensible” y el capítulo decía esto entre otras cosas : “(…) La atracción que las mujeres sentían hacia el hombre se desplazó hacia el hombre sensible con el que ellas habían estudiado, el hombre natural y sincero sin posturas y alardes, un hombre que no se imponía, interesado en los valores auténticos y no en la ambición, que odiaba la guerra y la codicia, el mercantilismo y las conveniencias políticas. Un nuevo tipo de hombre que armonizaba con el nuevo tipo de mujer.” Muchas veces he recordado estas palabras en diferentes momentos de mi vida, pero últimamente, las recuerdo más y es porque siento que muchas veces estoy rodeada de este tipo de hombres sensibles que conectan con mi manera de ver la vida y me estoy dando cuenta que en el acontecer diario, doy más importancia a los retasados en el tema  . Me duele esta actitud mía.  Y me duele porque comparto mis momentos con hombres como yo, que merecen ser reconocidos y hacerles saber que agradezco que estemos juntos. También apoyar a los que andan a medio camino entre el hombre sensible y los ancestros y animarles a quitarse la pesada carga. En cambio casi todas, incluida yo misma, nos entretenemos entre los que practican el paternalismo, la competencia desleal, la ambición desmedida y un largo etcétera que también tiene su correspondencia con mujeres del mismo talante.
Dejó de saltar de libro en libro.
 Toco la hierba y me pregunto porque siempre nos mueve al ser humano, hacer más hincapié en lo negativo, en lo que nos hace daño. Siempre enalteciendo lo que no nos gusta. Gruñendo contra ellos ó ellas, haciendo mala sangre para que sigan teniendo fuerza, mientras lo amable, lo razonable está junto a nosotras y no le prestamos atención. Pero  todo tiene una explicación y he descubierto que es más difícil darse cuenta que hay hombres y mujeres que estamos en la misma onda, que  ver a los “zoquetes y zoquetas” y que ser feliz es más difícil que ser “una nube negra” continuamente. ¿Por qué? ¿Por qué hablar tanto de los machistas cuando hay hombres maravillosos que nos entienden y luchan para que seamos iguales en derechos? Mi respuesta es: Estamos educados en lo negativo, en el conflicto, en “la culpabilidad cristiana”, como diría un amigo mío. Eso permite al sistema  manipularnos. (De esto hablaremos otro día)  
Vuelvo a saltar a otro libro y de allí, a unas palabras que encontré en un foro de internet sobre el feminismo donde un hombre llamado Ernesto, comentaba: Masculinismo no existe porque el hombre no ha necesitado asociarse para exigir sus derechos, ya que nadie se los ha sustraído. El feminismo nace por ese motivo, y gracias a ellas, por ejemplo, las mujeres pueden votar. Igual que nace el sindicalismo cuando los trabajadores necesitan asociarse para poder negociar con el empresario, cuando sus derechos peligran. Te lo dice un hombre pro-feminista. Con la igualdad, tod@s ganamos.”
Me parecieron lúcidas sus palabras y creo que merecen ser leídas, y aprender a resaltar a los que abogan por un mundo mejor. A los/las nubes negras, mejor obviarlas porque bastante tienen con aguantarse a ellos/ellas mismos y sus borrascas. Nos leemos.